jueves, 21 de junio de 2012

El juego. Diferentes juegos según las edades. Por Cecilia García Caballero*


II. EVOLUCIÓN DEL JUEGO Cuando el niño nace necesita adaptarse a un mundo nuevo al cual deberá conocer y comprender. Sus capacidades perceptivas (mirar, oler, escuchar, tocar) van construyendo una noción de ese mundo pero su incapacidad motriz limita su capacidad de exploración. Muchos de sus intentos de explorar se hallarán en la base de su futura actividad de juego. (1;8) A partir de su nacimiento hasta los cuatro meses el interés del bebé se dirige casi exclusivamente a su madre. A los pocos días de vida es capaz de reconocerla por la voz y el olfato. desde que nace, el niño sabe mucho sobre su madre. Como la vista se desarrolla desde el primer momento, el niño ya puede distinguir la luz de la sombra, su capacidad de gustar y reconocer sabores ya es notoria desde las primeras horas de vida y todas sus experiencias van configurando en su mente la imagen de la madre. Otro sentido muy importante es el tacto, y que el pequeño pueda estar en contacto con la piel de su madre porque le permite elaborar la pérdida de la experiencia de haber estado en el vientre materno. Esta relación física es totalmente necesaria después del nacimiento y la carencia de esta relación satisfactoria trae como resultado trastornos en el contacto con la realidad y lo predispone a enfermedades de la piel (1) En el tercer y cuarto mes se producen cambios importantes tanto psíquicos como físicos; el niño ya conoce a su madre, y comienza a jugar con su cuerpo (1). Winnicott afirma que las primeras experiencias del niño sano se relaciona con la primera posesión, y esta relación se vincula poco a poco con fenómenos autoeróticos, la succión del puño, del pulgar y más adelante con el primer animal o muñeca blandos y con los juguetes duros. Cuando el bebé tiene cuatro meses, comienza su actividad lúdica. Empieza a controlar sus movimientos, coordina el movimiento con la vista y ya puede acercar la mano al objeto que ha focalizado con sus ojos siempre que éste se encuentre cerca. El jugar a las escondidas es la primera actividad lúdica en la cual el niño elabora la angustia de reparación, el duelo por un objeto que debe perder. El niño a esta edad juega con su cuerpo y con los juguetes; desaparece tras la sábana y vuelve a aparecer; también juega con sus ojos a abrirlos y a cerrarlos, tiene el mundo y lo pierde.El niño ahora es capaz de repetir los sonidos que salen de su cuerpo los escucha y su expresión cambia. Dichos sonidos son los “laleos”, su primer intento de expresión verbal. El primer juguete que se ofrece es el “sonajero” (deriva de la sonaja, primer instrumento musical), y también algo con él aparece y desaparece: “los sonidos”. Phillippe Gutton, en cambio, considera que la actividad de un bebé es pre-lúdica, porque el juguete sustituye parcial o totalmente el cuerpo materno y permite al niño asumir su ausencia, abriendo su curiosidad hacia el mundo. Sin embargo el prejuguete, es otra llamada a la madre tanto por su material como por los sonidos que acompañan a su manipulación. Otras de las diferencias que él observa es que el prejuguete es simple, en cambio el juguete es una estructura; y sólo a partir de dicha dialéctica pre-lúdica entre la madre y el niño se puede dar paso al vínculo estructural interno del juguete. (4) El niño experimenta por medio de movimientos que al golpear un objeto también produce sonidos, lo chupa, lo explora, lo muerde y va reproduciendo experiencias que le tranquilizan. Cuando arroja sus juguetes al suelo, espera y exige que se los devuelvan. Dicha actividad es necesaria porque con ella, el niño experimenta que puede perder y recuperar aquello que ama. (1). Tanto A. Aberastury como Phillippe Gutton consideran que es una etapa básica para el niño porque experimenta, intuye y elabora que las personas o los objetos pueden tanto aparecer como desaparecer y a través del prejuzgo, los niños expresan que son capaces de reconocer objetos, apartarlos y atraerlos hacia sí. En este punto, ambos autores consideran que a pesar de que el niño haya encontrado una forma de elaborar sus angustias de pérdida, reclaman con urgencia incontrolable la presencia de sus verdaderos objetos: sus padres. A esta edad el temor a su pérdida se intensifica y les angustia; su vida emocional está marcada por ella y conforma el motor de las actividades que describimos. (4)En la segunda mitad del primer año el niño se interesa por los objetos huecos que puedan contener otros objetos penetrantes. Y pasa a utilizar todo lo que le sirva para penetrar; por ej. los ojos, los oídos, las bocas de las personas que están próximas le permiten hacer sus primeras experiencias de exploración. Sus objetos preferidos son pequeños, y son los herederos de sus dedos exploradores. Otros de los juegos que aparecen en esta edad es jugar con los agujeros (de las bañeras, por ej.) las tazas de juguete, o con una rotura en la pared, o el agujero de una cerradura... un palo, un lápiz, sus dedos, todo sirve para poner y sacar, unir y separar. Entre los 8 y los doce meses, el niño se desplaza gateando, amplía su campo de acción y comienza una minuciosa y constante exploración. (1) Alrededor de los dos años, el niño descubre un sistema dialéctico de placeres complejos centrados en una nueva concepción del dentro y fuera que estructura el propio cuerpo en el medio circundante. Los excrementos tienen el significado de un regalo de que el cuerpo del niño acepta separarse y son ofrecidos a la madre con la esperanza de una gratificación (4). Pero debido a las prohibiciones del adulto, el niño busca sustancias permitidas como agua, arena y tierra con la cual jugar, realizando castillos, niños, animales salvajes, líquidos con poderes mágicos; más adelante con la plastilina podrá modelar objetos. (1). En otras palabras, el objeto anal corporal es sustituido por un objeto neutro que adquiere un sentido en la relación binaria madre-hijo -objeto simbólico- (4). Por lo tanto a partir de dicha prohibición corporal se desarrolla la actividad lúdica. En este periodo del desarrollo se pueden observar algunos casos extremos que tienen un carácter patológico por lo tanto, volveremos a ello en el Cap. III. Otro interés que aparece en esta edad es la fecundidad, consecuencia de la unión; aparecen los tambores, los globos, las pelotas como juguetes predilectos que simbolizan el vientre fecundo, luego se transforman en un medio de comunicación y finalmente para la descarga de sus tendencias agresivas. Al finalizar el primer año, dichos objetos continuarán siendo centro de su interés, porque tanto el cuerpo materno como el propio se simbolizan en las formas esféricas; y persistirán como juguetes a través de los años. En cuanto al aspecto social del juego en esta edad, Rubinstein y Howes (1976) estudiaron las actividades de niños de 8 a 18 meses y observaron que si bien no jugaban juntos, sí sentían intensamente la presencia de los demás niños (3). A partir de los 2 años, los niños comienzan a darle vida a sus muñecas (3); tanto los muñecos como los animales predilectos corporizarán a los hijos fantaseados y serán objeto de amor y malos tratos (1;3). En este período comienza el aprendizaje de la maternidad y la paternidad (1). Y ya a esta edad se pueden observar juegos paralelos, es decir cuando el niño disfruta la presencia de otros niños. (3) Los niños de dos años se observan mutuamente con intensidad y por lo general con una tendencia compulsiva a imitarse (3). Por lo tanto imita aquellas situaciones que están presentes a sus sentidos. (3) Otras de las actividades que se manifiestan a los dos años es la de trasvasar sustancias de un recipiente a otro. Esa actividad lúdica puede tomarse como indicio que espera y necesita la enseñanza del control de esfínteres, es decir adquirir la capacidad de entregar a voluntad los contenidos del cuerpo. (1) A partir de los dos años y medio, el niño adopta jugar con sus amiguitos de la misma edad, al escondite y a cogerse por sorpresa (6). También descubre cómo recrear y retener su propia imagen a través de los dibujos y así disminuir la angustia.
 El niño comienza a interesarse por su propio cuerpo para luego interesarse por otros objetos inanimados; también cuando dibuja, es el cuerpo su primer interés. La casa que lo simboliza será también objeto central de sus paisajes (1). Entre los tres y los cinco años el juego del niño se amplía y se complica; su riqueza e intensidad nos permiten evaluar su armonía mental. (1). En cuanto al juego de las escondidas, los niños de 3 años prefieren esconderse de a dos y que un adulto sea quien les busque. Es extraño encontrar que un niño menor de seis acepte a regañadientes el rol solitario de buscador. (6) A esta misma edad, el niño combina sus juguetes concentrando cada vez más su atención, y empleando más tiempo con ellos y comienza a jugar un poquito más con otros niños (3). El niño se fascina cuando reúne objetos y disfruta cuando repite ritualmente algunas acciones lúdicas. A los tres años comienza a desarrollarse las amistades y éstas se basan en el interés que ellos tienen ante el mismo tipo de actividades (3). Los deseos genitales adquieren pujanza y se expresan en todo tipo de actividades. Los juegos sexuales entre niños son la norma y no son negativos sino que contribuyen al buen desarrollo (1). Los juegos sexuales propiamente dichos son el jugar a papás y mamás, al doctor, a la enfermera, a los novios, a los casados, a la sirvienta, y en ellos satisfacen sus necesidades de tocar, de mostrarse, de ser vistos y ver. (1). En estas secuencias se propone tanto la representación de las pulsiones parciales y su realización como también los procesos defensivos utilizados a lo largo de la historia del niño. Las actividades sexuales son el motor de este juego, cuyas secuencias lúdicas se impregnan de múltiples escenas en las cuales se condensan tramas simbólicas y figuraciones reales. (4). Pasados los 5 años, el varón prefiere juegos de conquista, de misterio, de acción; utilizan pistolas, escopetas, revólveres y disfraces de Batman o de cowboys. En cambio, la niña tiende a buscar juegos más tranquilos, con muñecas, juegan a la peluquera, a preparar la comida, a servir el té, finge relaciones sociales, y también suele pedir ropa a su mamá y disfrazarse. (1) A partir de los seis o siete años, muchos de los juegos se elaboran con variaciones y reglas; por ejemplo, entran en la actividad lúdica las largas discusiones –que algunas veces llegan a ser peleas– acerca de las reglas y del juego legal. También están presentes juegos menos estructurados. Bajo los juegos del escondite, de cogerse por sorpresa o del perseguirse, se va configurando otro tema: el del cazador y el cazado. Entre los 4 y seis años dicho juego se representa como una dramática relación entre animales. A partir de allí, el juego se dirige hacia otro interés el del cruel opresor versus el valiente héroe que se resiste. Por ejemplo, Batman y Robin, Robin Hood, cowboys, -y en la actualidad los personajes de la bola de Drac-. Las lecturas de ficción, los estudios de ciencias sociales y naturales, las letras y los números, también enriquecen y estimulan al niño, porque proveen una vía de expresión y de confrontación de su propia experiencia sobretodo cuando el juego se sitúa al límite del temor y del triunfo. (1; 6). Por lo tanto con el aprendizaje escolar aparecen nuevos juegos en los que se combinan las capacidades intelectuales con el azar. El grupo permite que el niño realice el aprendizaje de la competencia y del compartir roles, a través de distintos juegos que van desde el azar hasta la pericia. Por ejemplo, las carreritas, la lotería, el dominó, el monopoli que le permiten conocer un mundo nuevo. Al comienzo, la competencia significa aniquilar, se triunfa sobre alguien pero no con alguien. Uno de los juegos más empleados en esta edad es el “tatetí” o “tres en rayas”, es el símbolo de las vicisitudes que la vida impone hasta llegar a establecer la situación edípica. Los competidores son los hermanos y se lucha por conseguir la relación exclusiva con los padres al mismo nivel el uno con el otro. (1). A través del monopoli se inicia el juego con un azar, que simboliza el equipo (los recursos) con el cual iniciamos nuestro enfrentamiento con el mundo. Hay distintas posibilidades de invertir el capital. Los actos de generosidad y avaricia, de derroche y ahorro, se ejercitan revelando mucho de la personalidad del jugador y de su forma de relacionarse con el dinero. En el ajedrez el motor inconsciente del juego es la necesidad de enfrentar a los padres, entrar en el mundo de adultos y competir con ellos; el éxito depende de la habilidad para lograrlo, conociendo las reglas y utilizando adecuadamente sus capacidades. Otros juegos que se desarrollan a esta edad son el football, el basquet o el balonmano, la rayuela en los que hay un significado genital encubierto. (1) Philippe Gutton analiza detenidamente el juego de policías y ladrones y el de la gallinita ciega. En el primero, considera que el niño manifiesta de forma elaborada la ambivalencia en relación con su padre, a la vez temido y deseado. En dicha actividad lúdica, el ladrón no está definido por los actos delictivos, sino por el hecho de que es perseguido por los guardias. El campo de lo prohibido es excluido. Se pone en evidencia la revisión de una relación erotizada con la autoridad, el poder, la fuerza. El ladrón puede ser atrapado, hecho prisionero, se puede escapar; el guardia puede fracasar en su tarea pero no puede ser cogido; siempre queda intacto. El placer del ladrón consiste en ser atrapado, para luego escapar, y luego ser cogido de nuevo. A veces los niños sólo representan el papel de ladrones y otros de guardias, en otros casos los papeles se alternan sucesivamente como si les gustase representar las dos posiciones de la relación con los padres. En cuanto al segundo juego, el de la gallinita ciega, el autor observa que el héroe del juego es ciego, al igual que Edipo. El niño que representa la gallina ciega se le vendan los ojos, porque tiene prohibido ver, y ha de coger a los demás compañeros que intentan dentro de un espacio delimitado, escapársele, evitándolo. No puede mirar pero sí tocar. La negación del castigo, la relación de la búsqueda, son momentos intensamente eróticos, durante los cuales –y al tener los ojos vendados– el otro es reconocido gracias a las diferencias de su cuerpo. Durante los 7 u 8 años, el niño con sus amigos más íntimos pueden jugar durante horas sin la presencia del adulto porque ya saben que hay un adulto confiado que está disponible. Ahora bien, cuando durante el juego uno o varios niños pasan a ser el tirano opresor, los demás niños pueden espantarse o bien resistirse totalmente. A partir de ese momento “la representación” del juego, el hacer como si, se quiebra y emerge la sensación de un peligro real; entonces en ese momento el adulto puede ser visto como un mediador de la pelea y de esta manera los sentimientos se reconducen dentro de los límites de seguridad (6). Entre los siete u ocho años y hasta llegar a la pubertad, el cuerpo vuelve a tener un papel fundamental. Se intensifica el gusto por la lucha, por las carreras y el football; se acentúa el placer por el escondite, por los juegos de manos. La culminación de estos juegos es el cuarto oscuro (1; 6) donde la exploración y la búsqueda ya tienen contenidos genitales muy evidentes. La oscuridad, como condición necesaria en ese juego, nace en la medida en que se van definiendo más, las capacidades genitales. (1;4) Cuando el niño ya no juega y abandona estos objetos, es uno de los primeros fenómenos de la pubertad, el juego se borra... y el niño se orienta nuevamente de un modo definitivo hacia el cuerpo. Esto se debe a que el niño ya ha adquirido la genitalidad. En este período aparece el aburrimiento, la morbosidad ansiosa. El niño pasa con esfuerzo y en forma progresiva de una relación lúdica a una relación de pareja (sexualizada). En la adolescencia, el juego adquiere significado en relación a la sexualidad: pretexto de encontrarse, actividad narcisística, etc.

jueves, 29 de marzo de 2012

FALLO DE LA CORTE SUPREMA SOBRE ABORTO NO PUNIBLE: UN AVANCE DECISIVO EN LA LUCHA POR EL DERECHO AL ABORTO


Por Ana Engelman*

El último martes la Corte Suprema de Justicia de la Nación se encargó de refutar todos y cada uno de los argumentos históricos en contra de la aplicación amplia de las disposiciones del artículo 86 del Código Penal sobre los casos de aborto no punible y sostuvo que una interpretación en contrario constituye un acto de discriminación hacia la mujer. Este fallo significa un paso importantísimo para el movimiento de mujeres y, en ese sentido, también reimpulsa el debate social necesario para la legalización del aborto. El máximo Tribunal confirmó  la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Chubut que, en marzo de 2010, autorizó la realización de un aborto a una joven de 15 años de edad, que había sido violada por su padrastro, y, de eso modo, rechazó el recurso extraordinario que interpusiera el Asesor General Subrogante de la Provincia de Chubut.

El fallo fue de carácter unánime y contó con el voto conjunto del presidente de la Corte Ricardo Lorenzetti, de la vicepresidenta Elena Highton de Nolasco y de los jueces Carlos Fayt, Juan Carlos Maqueda y Eugenio Zaffaroni, y votos individuales de Enrique Petracchi y de Carmen Argibay.

El dictamen sentó un importante precedente a la hora de dar cumplimiento al artículo 86 del Código Penal donde se establece que, en los casos de violación, los abortos no son punibles y deben realizarse si es que la mujer,  joven o niña lo requieren, sin que intervenga un juez y con el solo “requisito” de una declaración jurada de la víctima. En esta misma línea, se legitima definitivamente el avance relativo que había representado la Guía Técnica de Abortos No Punibles, introducida en 2007 durante la gestión del ex ministro de Salud, Ginés González García; un instrumento que, salvo excepciones, careció de una política de aplicación efectiva.

El fallo dejó tres puntos claves:

-Que la Constitución y los tratados de derechos humanos no sólo no prohíben la realización de esta clase de abortos sino que, por el contrario, impiden castigarlos respecto de toda víctima de una violación en atención a los principios de igualdad, dignidad de las personas y de legalidad. De este modo, se puso fin a la incertidumbre relacionada con el alcance del artículo 86, inciso 2º, del Código Penal, en tanto algunas instancias judiciales han entendido que éste sólo se aplica respecto de la víctima de una violación que poseyera alguna discapacidad mental, criterio que llevaba a que la cuestión se judicializara a lo largo del país con resultados adversos y, en algunos casos, con riesgo a la realización del aborto o a la salud de la madre.

-Que los médicos en ningún caso deben requerir autorización judicial para realizar esta clase de abortos, debiendo practicarlos requiriendo exclusivamente la declaración jurada de la víctima, o de su representante legal, en la que manifieste que el embarazo es la consecuencia de una violación.

-Que los jueces tienen la obligación de garantizar derechos y su intervención no puede convertirse en un obstáculo para ejercerlos, por lo que deben abstenerse de judicializar el acceso a estas intervenciones, las que quedan exclusivamente reservadas a lo que decidan la paciente y su médico.



Además, se exigió a las autoridades nacionales y provinciales que: deberán garantizar ante casos de aborto no punibles “las condiciones médicas e higiénicas necesarias para llevarlo a cabo de manera rápida, accesible y segura”. Para eso, se exhorta a las autoridades “a implementar, mediante normas del más alto nivel, protocolos hospitalarios para la concreta atención de los abortos no punibles” en pos de reducir las barreras administrativas; a brindar asistencia a las víctimas, quienes deben recibirla “en forma inmediata y expeditiva, (…) para resguardar su salud e integridad física, psíquica, sexual y reproductiva”; y, por último, a elaborar campañas de difusión con “especial foco en sectores vulnerables” para que las víctimas de abusos sexuales conozcan sus derechos.

Es necesario tener en cuenta que la sentencia no tendrá un efecto mágico. Como señala Natalia Gherardi (Directora ejecutiva del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género) “La sentencia de por sí no cambia las conductas. Son los ministerios de salud provinciales los que deben tomar las medidas para que la sentencia sea efectiva. Esto es central”. La responsabilidad de que sea efectiva está en los poderes ejecutivos. Cada provincia debe garantizar el pedido de interrupción del embarazo que cada mujer violada solicite.

Ahora bien, también es fundamental reconocer que la sentencia aporta argumentos centrales al debate sobre el derecho al aborto. Para Víctor Abramovich, secretario ejecutivo del Instituto de Políticas Públicas en Derechos Humanos del Mercosur (IPPDH). “La corte no se queda en argumentos de Derecho Penal, sino que avanza en un examen de temas constitucionales relevantes para el futuro debate parlamentario sobre la despenalización del aborto. En líneas generales, desarma varios argumentos jurídicos de derecho internacional y constitucional que suelen usarse para fundamentar la penalización, como el derecho a la vida en el art. 4 de la Convención Interamericana de DDHH, y al mismo tiempo fortalece y profundiza argumentos en favor de la despenalización, en especial el derecho de igualdad, de autonomía y la protección de las mujeres víctimas de violencia”. Asimismo “fija lineamientos para que se establezca un protocolo que quite el tema de los tribunales y evite la reticencia de los médicos a realizar prácticas de interrupción del embarazo en estos casos”. (Página 12, 14/3/2012) Por su parte, Marcelo Alegre, abogado y profesor de Derecho de la UBA. “el fallo de la Corte es un avance decisivo en la lucha por el derecho al aborto. El basamento en el derecho internacional de los derechos humanos y la Constitución es aplicable en buena medida al resto de los casos que lleva a las mujeres a abortar, por lo que se constituye en un espaldarazo a los proyectos de despenalización” mientras que, al mismo tiempo, el fallo “rebate los argumentos antiabortistas más frecuentes. En particular, descalifica las razones basadas en tratados de derechos humanos y la reforma constitucional de 1994”. (íbid.)

Como decíamos,  este fallo –de una enorme trascendencia institucional y política- también despeja el camino respecto a cuál es el debate pendiente que tiene el Congreso Nacional. Ahora ya no será necesaria la discusión de proyectos que expliciten el alcance del artículo 86 del Código Penal -en los que no ha podido avanzar en todos estos años de democracia- porque claramente este debate ha quedado zanjado con la jurisprudencia que sienta el reciente fallo.  Pero sí es la hora de reconocer los desafíos que se abren en esta misma línea de avance. Con todo el aporte que realiza esta  nueva jurisprudencia, el gran debate legislativo pendiente es por la despenalización y legalización del aborto. Esta es una deuda que la democracia tiene con las mujeres de Argentina. Es una tarea que compete al Poder Legislativo, a la par de un debate que sociedad Argentina está en condiciones de asumir; cada vez más se instala la idea de que esta discusión no puede dejar de darse: una parte importante de nuestra sociedad demanda un abordaje profundo y responsable y eso es una señal de madurez.

Celebramos el fallo de la Corte así como también creemos que mientras esta sentencia evitará injusticias, la despenalización del aborto es la solución de fondo. Se trata de una forma de  garantizar el acceso de todas las mujeres al sistema de salud, para que aquellas que desean interrumpir voluntariamente su embarazo lo hagan en un marco de legalidad, seguridad y gratuidad. De esta forma, tal como marcábamos en un artículo anterior (en tiempos en que la Comisión de Legislación Penal del Congreso de la Nación trató el aborto y su tratamiento legal) la necesidad de legalizar la interrupción voluntaria del embarazo y darle un marco normativo y sanitario es fundamentalmente una cuestión de acceso a la salud, de equidad social y de derechos humanos.

* Socióloga – UBA.

Bienvenidos alumnos 2012!!!!

Recomendamos a los alumnos revisar TODO el contenido del blog. En las entradas del 2009 y 2010 encontrarán material bibliográfico tanto para el tema derechos sexuales y reproductivos como un seminario de repaso sobre los contenidos de salud mental del área.
Además, en las entradas del 2011 hay nuevo material bibliográfico sobre entrevistas.

Que tengan un buen trabajo!

saludos,
Dra Marité Colovini

lunes, 6 de febrero de 2012

Con penalización no hay menos abortos




Un estudio del Instituto Guttmacher y la OMS manifiesta su “preocupación” porque la mayor proporción de abortos se da en países donde se hacen en forma “clandestina e insegura” y donde no hay políticas de planificación familiar.
           

 Por Mariana Carbajal

Fuente:http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-186995-2012-02-06.html

Las leyes de aborto restrictivas no están asociadas con tasas de interrupción de embarazo más bajas. Esta es una de las conclusiones de una nueva investigación del Instituto Guttmacher y la Organización Mundial de la Salud publicada en los últimos días en la prestigiosa revista médica The Lancet. El estudio, “Aborto inducido: incidencia y tendencias mundiales de 1995 a 2008”, revela que la tasa de aborto en 2008 fue de 29 por mil mujeres en edad reproductiva en Africa y 32 por mil en América latina, regiones en donde el aborto está altamente restringido en casi todos los países. En contraste, Europa Occidental, en donde el aborto es generalmente permitido por amplias causales, la tasa fue de 12 por mil.

El trabajo advierte que se ha estancado la disminución de los abortos a nivel mundial –que se venía observando entre 1995 y 2003– y que ese escenario coincide con la desaceleración en lo que había sido un aumento continuo en el uso de anticonceptivos. “La decreciente tendencia del aborto inducido que habíamos visto globalmente se ha estancado; y estamos presenciando una creciente proporción de todos los abortos que ocurren en los países en desarrollo, en donde el procedimiento es con frecuencia clandestino e inseguro. Esta es causa de preocupación”, indica Gilda Sedgh, autora principal del estudio e investigadora senior en el Guttmacher Institute. “Este estancamiento coincide con la desaceleración en la adopción de métodos anticonceptivos. Sin una mayor inversión en servicios de planificación familiar de calidad, podemos esperar que esta tendencia persista”, agrega la especialista. En el mundo en desarrollo, después de disminuir desde 34 en 1995 hasta 29 en 2003, la tasa de aborto quedó sin cambios en 2008 (29 por mil). La situación fue algo diferente en el mundo desarrollado (con excepción de Europa Oriental), en donde la tasa de aborto fue mucho más baja en 2008, de 17 por mil, con una disminución respecto de 1995, cuando se registraban 20 por mil.

“Las cifras nuevas son profundamente alarmantes. El avance logrado en los años noventa va ahora en reversa. Promover e implementar políticas para reducir el número de abortos es ahora una prioridad urgente para todos los países y para las agencias que trabajan en la salud global, como la OMS”, afirma Richard Horton, editor de The Lancet. “Condenar, estigmatizar y criminalizar el aborto son estrategias crueles y fallidas. Es tiempo para un enfoque de salud pública que reduzca el daño y esto significa leyes más liberales de aborto.”

El estudio, en el que también participaron investigadores de la OMS, muestra que las complicaciones debidas al aborto inseguro continuaron representando un porcentaje estimado en 13 por ciento del total de muertes maternas a nivel mundial en 2008; casi todas estas muertes ocurrieron en los países en desarrollo. En Argentina, las consecuencias de los abortos inseguros son la principal causa de mortalidad materna desde hace más de 30 años, muy por encima del promedio mundial. A nivel global, el aborto inseguro alcanzó a 220 muertes por 100.000 procedimientos en 2008; es decir, 350 veces el nivel asociado con los abortos legales inducidos en los Estados Unidos, donde ocurren 0,6 muerte cada 100.000 intervenciones. El aborto inseguro es también una causa significativa de la mala salud: cada año, aproximadamente 8,5 millones de mujeres en los países en desarrollo sufren complicaciones lo suficientemente graves para requerir atención médica; y tres millones de ellas no reciben la atención necesaria, dice la investigación, que se puede consultar en inglés en http://www.guttmacher.org/pubs/journals/Sedgh-Lancet-201201.pdf.

“En los países en desarrollo, los riesgos son mayores para las mujeres más pobres. Ellas son las que tienen el menor acceso a los servicios de planificación familiar y la mayor probabilidad de sufrir las consecuencias negativas de un procedimiento inseguro. Además, cuando necesitan tratamiento por complicaciones derivadas del aborto, las mujeres pobres tienen el menor acceso a la atención posaborto.”

La subregión de Africa Meridional, en donde cerca del 90 por ciento de las mujeres viven bajo la ley liberal del aborto de Sudáfrica, tiene la tasa de aborto más baja en Africa, de 15 abortos por 1000 mujeres. Otras tasas subregionales muy bajas son las de Europa Occidental (12) y la de Europa Septentrional (17); en esas subregiones, tanto el aborto como la anticoncepción están ampliamente disponibles, ya sea gratuitamente o a muy bajo costo. Europa Oriental presenta una situación muy diferente, con una tasa de aborto de casi cuatro veces la de Europa Occidental. Esta discrepancia se debe a los relativamente bajos niveles de uso de anticoncepción moderna en Europa Oriental, especialmente de los métodos específicos de la píldora y el DIU. Después de una dramática disminución en la tasa de aborto entre 1995 y 2003, de 90 a 44 por 1000 mujeres, Europa Oriental casi no experimentó cambio alguno en la tasa entre 2003 y 2008.

martes, 24 de enero de 2012

El efecto matrioshka



Edición Impresa: martes, 24 de enero de 2012

Por Fernanda Sandez - La Nación - Especial para Los Andes

Una muñeca que lleva en su interior a otra y ésta a otra, y otra más.

Les dicen matrioshkas y el resultado puede ser encantador o pavoroso. La maternidad forzada opera igual; convierte a mujeres y niñas en juguetes huecos y hace de todas (sin importar su edad ni su deseo, ni nada que no sea su capacidad reproductora) matrioshkas de carne y hueso. Úteros ambulantes, contenedores humanos recargables. Descartables, llegado el caso.

¿Que el efecto matrioshka afecta desigualmente a ricas y pobres? Sin dudas. "Las madres adolescentes se reclutan desproporcionadamente entre las más pobres y menos educadas", se lee en La fecundidad adolescente en la Argentina al comienzo del siglo XXI, un trabajo de las sociólogas Alejandra Pantelides y Georgina Binstock que pone cifras al fenómeno.

Anotan también las autoras que "una preocupación especial merecen las adolescentes que son madres antes de los 15 años, ya que existe mayor probabilidad de complicaciones físicas debido al tamaño pelviano y porque […] es alta la posibilidad de que los embarazos provengan de relaciones sexuales no consentidas".

Así, año tras año, provincia a provincia, el efecto matrioshka reaparece. Y la trama y sus protagonistas, también: una nena, un abuso, un embarazo y un desesperante juego de El Gran Bonete para desconocer las excepciones que prevé el artículo 86 del Código Penal.

Porque a los once años toda relación sexual es forzada. Pero, y más allá de eso, porque hay un cuerpo que falta. Un cuerpo ausente de sí mismo, un cuerpo niño. Sin curvas ni placer ni pelo ni la más mínima idea de lo que le sucede. Hay embarazo, sí, pero ¿quién se atrevería a hablar aquí de "madre" cuando hasta sus propios huesos dicen otra cosa?

A la nena entrerriana por quien hoy todos se desvelan nadie la protegió. Nadie. Y si hoy estamos hablando de ella no es exactamente por lo que le pasó sino porque su familia se vio obligada a recurrir a un hospital público. Desde entonces, arden las voces en torno de la Niña Útero y se oyen cantos a la biología como destino.

"La naturaleza es sabia", sentenció el cirujano Hugo Cettour, ministro de Salud de Entre Ríos. "Una vez que tuvo su primera menstruación, su cuerpo está preparado. Quizá habrá que tener cuidado al momento del parto", agregó.

Pero un cuerpo "preparado" para llevar otro dentro habla de una matrioshka, no de otra cosa. Y nada dice de una mente preparada (o no) para el prodigioso esfuerzo que implica la maternidad. Especialmente, cuando la protagonista (cuerpo de nena, sueños de nena, miedos de nena) sólo dice que quiere "volver a ser como antes".

No muy atrás, no; apenas a cuando todavía no era un envase sino algo más. Una niña. Obviamente, nada podrá librarla de lo que ya sufrió por el triple crimen de ser mujer, ser menor y ser pobre.

Pero tal vez sea ésta la hora de decirle que lo que rodea a su matriz también cuenta. Que ella es (además de naturaleza y ovarios), cultura, derechos y futuro. Que hay una ley. Que puede seguir jugando, como antes. Que nos perdone a todos.

jueves, 19 de enero de 2012

Niña de 11 años embarazada y abusada. Derechos violentados.


Cuando los derechos de una niña quedan en segundo plano

La familia de la niña pide que se interrumpa la gestación, pero en el hospital de Entre Ríos, donde la atendieron, no aplicaron el protocolo para casos de aborto no punible. Expertos advierten que corre riesgo su salud física y psíquica.
           
Fuente:  http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-185732-2012-01-18.html         

 Por Mariana Carbajal

El ministro de Salud de Entre Ríos, Hugo Cettour, afirmó que la salud de la niña de 11 años que quedó embarazada como consecuencia de un abuso sexual y reclama un aborto no punible no correría riesgo si continúa adelante con la gestación. “Me baso en los especialistas que dicen que puede seguir el embarazo como muchísimas adolescentes, acá repercutió por un pedido de los familiares, pero embarazos adolescentes hay acá, en Estados Unidos, en todos los países de Latinoamérica, es un tema en la salud pública, no es algo aislado”, señaló Cettour. El ministro, que es médico especialista en cirugía, se basó en el informe del Hospital Masvernat, de Concordia, que realizó estudios a la nena, a solicitud del Juzgado de Familia de esa localidad entrerriana, donde recayó el pedido de una autorización para llevar adelante la interrupción del embarazo. Sus dichos generaron polémica. “El ministro se equivoca como médico porque sí hay riesgo para la salud y la vida de la niña. Incluso una cesárea, que es lo que padecerá si no interrumpe el embarazo, también puede ser un riesgo para ella”, replicó Mabel Bianco, médica, presidenta de la Fundación Estudios e Investigación de la Mujer (FEIM) e integrante del comité coordinador del Consorcio Nacional por los Derechos Reproductivos y Sexuales (Conders). Otras especialistas también advirtieron que un embarazo en una niña de once años es de “alto riesgo” y aconsejaron tener en cuenta, además de los daños físicos, el impacto psíquico para ella durante y después de la gestación. El embarazo lleva 11 semanas y media.

En realidad, no es necesario ningún permiso judicial para realizar el aborto que solicitó la madre de la niña, en su condición de representante legal. En casos de violación o cuando corre peligro la vida o la salud de la mujer, el Código Penal establece que el aborto no es punible. Sin embargo, por desconocimiento, dudas de los médicos o trabas arbitrarias, se suele exigir una venia de un tribunal. En diálogo con Página/12, el director del Hospital Masvernat, Orlando Elordi, dijo ayer que “si hay una orden judicial” realizarían allí la interrupción del embarazo a la niña. Elordi informó que un comité de obstetras y un grupo de pediatras examinaron el lunes a la niña y concluyeron que “está perfectamente bien”.

–Personalmente, ¿qué le parece que una nena de 11 años sea obligada a continuar con un embarazo producto de un abuso sexual? –le preguntó este diario a Elordi.

–Es una nena con aspecto de nena. Aunque es bastante grandecita, pesa 45 kilos. Pero no tenemos que olvidarnos que tiene 11 años. Si la Justicia así lo ordena va a tener un embarazo normal, pero ella no va a tener noción de la maternidad. Yo pienso que para ser una madre es muy chica. Pero no entro en la cuestión legal. Si la Justicia lo habilita se hará (el aborto) –respondió el director del Masvernat.

Llamativamente, el ministro Cettour consideró que “el caso no entra dentro de las pautas legales en las que debe permitirse interrumpir el embarazo”. Y agregó: “Una vez que la niña tuvo su primera ovulación, tiene las condiciones físicas para sostener un embarazo. La naturaleza es sabia, una vez que tiene su primera menstruación el cuerpo está preparado. Quizá habrá que tener cuidados al momento del parto y programar una cesárea”.

Especialistas de distintos ámbitos salieron a replicar sus declaraciones. Incluso, otro funcionario del mismo gobierno provincial, el titular de Rehabilitación y Reparación de Derechos del Consejo Provincial de Niñez, Adolescencia y Familia de Entre Ríos (Copnaf), Daniel Cottonaro, advirtió sobre la fragilidad en la que se encuentra la niña. Desde el Copnaf se pusieron en contacto con su familia, dijo el funcionario. “Nosotros tenemos un protocolo ante los casos de abuso porque el exceso de intervenciones puede revictimizar a la niña”, dijo y detalló que su equipo pudo tomar contacto con la madre, pero no con la niña “porque se encuentra shockeada y hay que ser muy cautelosos en el trato”.

Bianco, directora de FEIM, denunció que “las autoridades de Salud provincial y nacional son responsables de negar el derecho a la vida a esta niña”. “Desconocer que en este caso se aplica el artículo 86 del Código Penal y que no era necesario judicializarlo porque se trata de un aborto terapéutico no punible –con el fin de evitar un peligro para la vida o la salud de la madre– es una muestra de ignorancia. Por otra parte, cuando hay relaciones sexuales con niñas menores de 13 años siempre decimos que han sido forzadas porque a esa edad hay muchas dificultades para dar un consentimiento en una relación”, explicó Bianco. Y añadió: “Pero en un médico es más grave desconocer que a los 11 años aún no se ha completado la osificación y esta niña tiene serios riesgos de sufrir un problema óseo pélvico que la deje deformada e inclusive que la ponga en riesgo de vida”.

Alicia Figueroa, ginecóloga del Hospital Durand de la ciudad de Buenos Aires y ex directiva del Centro Latinoamericano Salud y Mujer (Celsam), sostuvo que “cuando una mujer entra en la pubertad es porque tiene la capacidad biológica de concebir”. Pero alertó que “si estamos hablando de una niña de 11 años, se está en presencia de un embarazo de alto riesgo con compromiso materno y también de parto prematuro”. Figueroa explicó que “una chica de esa edad embarazada puede sufrir ciertas patologías durante la gestación, como rotura de membranas, preclampsia y eclampsia con desniveles de la presión arterial que compromete su salud”. Además, opinó que “una niña de 11 años es inmadura para ser madre, sufrió un daño grave como un abuso y hay que tener en cuenta además, su salud mental ante un embarazo”.

También opinó sobre el caso Irene Meler, doctora en psicología y coordinadora del Foro Psicoanálisis y Género de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires. Meler coincidió en que “una chica de 11 años no está preparada ni física ni psicológicamente para ser madre”. Recordó que la nena “fue víctima de un abuso” y añadió que “hay que tener en cuenta el sentido del aborto, porque puede liberar del cuerpo de esa niña lo que ella no eligió”. Por otra parte, Meler destacó que “es más traumático que un aborto el llevar adelante un embarazo producto de una relación problemática” y dijo que “el daño psicológico que le puede dejar el aborto es infinitamente menor a lo que significa tener un hijo en esa circunstancia”.

Desde la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, formada por más de trescientas ONG del país, se exigió “a la Justicia provincial y, en particular, a los tribunales de Concordia que cumplan con la legislación vigente que garantiza el acceso al aborto no punible”, ya que se trata de un embarazo que proviene de una violación” (ver aparte).

La niña vive en la localidad de General Campos, cercana a Concordia, junto con su mamá, su padrastro, una abuela y un hermanito. La familia es muy humilde. Con el asesoramiento legal de la abogada Susana Benítez, el lunes la mamá presentó el pedido de una autorización para que le hagan un aborto no punible, con el fundamento de que corre riesgo su salud, es decir, se encuadró el reclamo en el inciso 1 del artículo 86 del Código Penal. Aunque también podría enmarcarse en el 2 inciso, al ser el embarazo producto de un abuso sexual. La solicitud recayó en el Juzgado de Familia de Concordia, a cargo de Raúl Tomaselli. Ayer por la tarde, el magistrado convocó a una audiencia informativa en la que participaron la niña, su madre, la abogada Benítez, además del defensor pupilar civil, Alfredo Russo, en nombre de la nena.

Desde Conders-Entre Ríos, Carolina Comaleras consideró que “es absurdo pensar en pedirle autorización a un juez para hacer algo que está expresamente permitido en el Código Penal y resulta por lo tanto no punible”. El Conders es una red de organizaciones de la sociedad civil que monitorea el cumplimiento de los derechos sexuales y reproductivos en el país. Comaleras recordó que el 19 de agosto de 2011 se realizó en el Hospital Masvernat, un seminario provincial sobre Marcos Legales para Referentes de Salud Sexual, Reproductiva y Salud Integral de las/los Adolescentes “destinado a los equipos de salud de hospitales y centros de salud, con el propósito de garantizar los derechos sexuales y reproductivos”. “Concurrieron 130 personas de 12 departamentos. Evidentemente algunos faltaron”, apuntó, luego de conocer el informe de los médicos que avalaron que la niña siga con el embarazo, y además, exigen una autorización judicial para llevar adelante el aborto no punible.

La investigación por el abuso sexual tramita en el departamento judicial de Colón y está a cargo del fiscal Juan Malvasio. Según relató la niña, en Cámara Gesell, el abuso habría ocurrido cuando fue a visitar a un abuelo y el culpable sería un amigo de un vecino que tendría 17 años, y ya estaría identificado, aunque por su edad es inimputable.